miércoles, 27 de febrero de 2008

Cachorro, Luis Abaladejo, 2004.


Miguel Abaladejo no es alguien del todo desconocido para el público tabasqueño. Allá por el 2000 una de sus películas formó parte del ciclo con el que se saludaba al nuevo milenio: La primera noche de mi vida, una singular colección de personajes un tanto excéntricos y que como sacados de la movida madrileña no terminaban de perder cierta ternura en un puñado de curiosas y entrañables situaciones, además, claro, de haber sido el vehículo ideal para conocer un talento y belleza como Leonor Watling.

Años despues, ya en 2004, retoma un tema abordado en el 96 con 8 minutos de cortometraje: un tío seropositivo, productivo y apuesto, un día tiene que hacerse cargo del cuidado temporal de su sobrino, produciendo esto cierta visión sobre su propia vida y sus nuevas responsabilidades, mismas que por azahares de la vida se vuelven casi permanentes y por lo que su propia confrontación continúa, si bien no es un tipo como podría decirse, debrallado. Un día la cosa cambia y entonces se produce una separación, misma que no durará toda la vida pero logra introducir nuevos elementos en la historia.

Lo que Albaladejo nos propone resuta tan claro como el agua y no requiere muchas vueltas. Sin moralinas ni prejuicios se acerca muy cuidadosamente al meollo de una cuestion como la homosexualidad masculina y sus más ríspidas implicaciones sociales, aunque definitivamente, destacan en un plano mucho menos evidente, las personales. Media humanidad podrá estar o no de acuerdo con él pero lo que se hace evidente es que podemos engañar a todo el mundo, nunca a nosotros mismos, y eso precisamente, es lo que nos salva, pero al mismo tiempo, nos condena.

Por otra parte, nada de la finura de guión se huibiera alcanzado de no ser por el fino dibujo de personajes que realiza el director-escritor para delinear perfectamente bien el entramado social que circunda la historia.

Una película muy recomendable a pesar de una escena un tanto innecesaria, que llega a Tabasco en formato DVD-R con buena resolucion a pesar de dos o tres momentos en que la reducida paleta alcanza la pixelación, que no cuenta con extras porque no es un clon en el sentido estricto de la palabra, pero que se ve y se disfruta muy bien.

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