miércoles, 27 de febrero de 2008

Cachorro, Luis Abaladejo, 2004.


Miguel Abaladejo no es alguien del todo desconocido para el público tabasqueño. Allá por el 2000 una de sus películas formó parte del ciclo con el que se saludaba al nuevo milenio: La primera noche de mi vida, una singular colección de personajes un tanto excéntricos y que como sacados de la movida madrileña no terminaban de perder cierta ternura en un puñado de curiosas y entrañables situaciones, además, claro, de haber sido el vehículo ideal para conocer un talento y belleza como Leonor Watling.

Años despues, ya en 2004, retoma un tema abordado en el 96 con 8 minutos de cortometraje: un tío seropositivo, productivo y apuesto, un día tiene que hacerse cargo del cuidado temporal de su sobrino, produciendo esto cierta visión sobre su propia vida y sus nuevas responsabilidades, mismas que por azahares de la vida se vuelven casi permanentes y por lo que su propia confrontación continúa, si bien no es un tipo como podría decirse, debrallado. Un día la cosa cambia y entonces se produce una separación, misma que no durará toda la vida pero logra introducir nuevos elementos en la historia.

Lo que Albaladejo nos propone resuta tan claro como el agua y no requiere muchas vueltas. Sin moralinas ni prejuicios se acerca muy cuidadosamente al meollo de una cuestion como la homosexualidad masculina y sus más ríspidas implicaciones sociales, aunque definitivamente, destacan en un plano mucho menos evidente, las personales. Media humanidad podrá estar o no de acuerdo con él pero lo que se hace evidente es que podemos engañar a todo el mundo, nunca a nosotros mismos, y eso precisamente, es lo que nos salva, pero al mismo tiempo, nos condena.

Por otra parte, nada de la finura de guión se huibiera alcanzado de no ser por el fino dibujo de personajes que realiza el director-escritor para delinear perfectamente bien el entramado social que circunda la historia.

Una película muy recomendable a pesar de una escena un tanto innecesaria, que llega a Tabasco en formato DVD-R con buena resolucion a pesar de dos o tres momentos en que la reducida paleta alcanza la pixelación, que no cuenta con extras porque no es un clon en el sentido estricto de la palabra, pero que se ve y se disfruta muy bien.

domingo, 24 de febrero de 2008

La ultima cena, Osamu Fukutani, 2005.


Hace algun tiempo en un ciberforo de cine erótico, transcurria la charla normalmente. Cada quien exponia de acuerdo a sus gustos e intereses y se puede decir que todo fluia de manera amigable cuando de pronto irrumpio alguien que se hacia llamar "solo rock cabrones" y sin más solto que todos eramos unos tales por cuales y que a el, de cine, solamente le gustaban las porno hard core, con todo tipo de graficidades, bestialidades y en suma: que no le gustaba hacerse pendejo. Tal irrupciòn, si bien me dio risa, en realidad me dejò atònito: que obligaba a una persona -aun del tipo adolescente- a de pronto llegar, insultar a todos y manifestar gustos en un registro tan primario? Digo, no es que de pronto no haya yo experimentado cierta aficiòn al porno y sobre todo a cierta edad, pero, de donde salia el valor para apabullar a un auditorio de extraños con semejante bombardeo? De donde la necesidad por desnudar así semejante cuerpo de miseria?

Tiempo después traté de imaginarme a ese mismo joven unos 30 años mas tarde, habiendo tenido la suerte de seguir sus instintos hasta sus ultimas consecuencias. El resultado concuerda mucho con el personaje primordial de esta cinta japonesa donde ese alguien no solo tiene la oportunidad de dar rienda suelta a sus impulsos, con una fortuna tan asombrosa que incluso logra tansformar para bien su propia vida, sino que además logra refinarlos hasta un estadio que ya Fruit Chan habìa podido imaginar aunque con un hálito de misterio y misticismo. Solo que aquí el janonés creador, Osamu Fukutani sabe que todo lo que sube tiene que bajar y es normal y logico que a toda acción corresponde una reacción: como es arriba es abajo. En todo caso parecería un cuento moral aunque dudo mucho que sea el caso pues más se trata de cine génerico sobre temas e intereses muy japoneses y en todo caso asiáticos, si bien las cintas de sobre Hannibal Lecter apenas rozaron las aristas más importantes del tema.

Algo que me gusta del terror oriental, al menos a cierto nivel, es que lo ominoso regularmente no se encuentra en la fantasmagoría, la monstruosidad y por último, en lo exógeno del hombre: el terror se encuentra, como suele ser más en lo cotidiano: en lo más profundo de su propia psiquis.

Stills: http://outnow.ch/Media/Img/2005/LastSupper/

Cashback, Sean Ellis, 2006.


Se da de pronto la situación de estar ante de uno de esos casos míticos que parecerian de pronto sacados de una de esas viejas revistas del corazón: un joven director inglés que apenas viene haciendo unos cuantos cortometrajes, de pronto realiza uno, en el que la carencia económica es tal que sus actores visten sus propias ropas, quienes representan a los empleados del supermercado usan el uniforme auténtico de uno que les prestaron para filmar en el horario en que habitualmente cierra, y los productos que salen a cuadro son auténticos porque no les ha alcanzado para mandar a hacer otros a falta de respaldo financiero de Kellogs, Coca Cola y algún tan improbable como auténtico shampoo, ademas de haberse privado del uso de CGI's para la implementación de los asombrosos efectos que uno termina viendo a cuadro. El caso es que aún así consiguen una nominación para los premios de la Academia Norteamericana de las Ciencias y Artes Cinematográficas el mismo día en que han terminado la postproducción, y que si bien no se pudo transformar en la codiciada estatuilla con el atlético cuerpo de Emilio el "indio" Fernández, al menos cosechó otros seis premios semejantes, sobre todo en europa, además de Chicago y Nueva York. Fin de la historia? Pues no, el cortometraje se convirtió, dos años y algunos miles de dólares después, en un muy buen largometraje que si bien no ha podido evitar dos o tres clichés y cierta ternura muy propia del supermercado, logra situarse en el plano de las escasas producciones cinematográficas capaces de hacer acceder a una significativa población a los estadios y privilegios de lo que comunmente se conoce como inspiración.

La premisa sobre la cual se escribió el corto está resumida en las primeras líneas del mismo: Cuando duermes, no estas consciente de ello hasta que despiertas. Durante esas horas perdidas, nace un mundo completamente distinto: Bienvenido al turno nocturno. Un joven que ya hemos visto en las aventuras de Harry Potter se desplaza por los pasillos de un supermercado, observando con sumo detenimiento a los compradores, aunque más específicamente a las compradoras: se dice un estudiante de arte que además de observar los distintos actos de retribución llevados a cabo en el supermercado -además de los económicos- fundamentalmente está intercambiando su tiempo por algo de dinero, agregando además 8 horas diarias a su vida. El caso es que Ben además ha conseguido algo por lo que hordas de humanos serían capaces de asesinar: detener el tiempo; no echarlo atrás o adelante, sino poner en "pausa" el control remoto de la vida. El problema es que Ben es un artista y cuando logra detener el flujo del tiempo es porque ha hecho contacto con una zona muy profunda de su psiquis, impresionado hasta el tuétano por la belleza de una compradora que le transporta hasta la primera vez en su vida que vio el desnudo cuerpo de una muy hermosa y bien dotada sueca, en las escaleras de la casa paterna. Hoy en día, cuando se detiene el tiempo, corre apresuradamente a explorar de manera minuciosísima el objeto de su atención intentando capturar segundo tras segundo con su lápiz y su block de notas. Revisa todo: sus ojos, su cabello, sus oidos, sus senos, sus nalgas, sus pies. Pero cuando dibuja un rostro, solo aparece uno. Uno solo.

El largometraje podría resumirse en cómo el personaje ha llegado a este estado. Cuáles fueron las causas, externas e internas que le han llevado a su descubrimiento y, principalmente, cuáles serán las consecuencias, si bien haría falta recordar que resumir no es precisamente lo mejor que se puede hacer para describir la belleza y menos aún la cinematográfica. Introspección. Tal vez baste decir que desde hace mucho tiempo no se veía semejante profusión de cuerpos desnudos femeninos en un ambiente que nada tiene de procaz, y sí, en muchos de sus momentos, con el buen gusto, el humor, la inspiración. Es obvio que en algunas partes despertarán algunos con ganas de irse al supermercado a deshoras de la noche con la esperanza de ver algo insólito, y quien sabe lo que a fin de cuentas se pueda encontrar, sin importar tanto si fue adentro o afuera. Hasta los mas punk adorarán, de ahora en adelante, el Huapango, de Moncayo.

El DVD-R parecería un clon: incluso cuenta con el menu del DVD original, aunque carece de sus prestaciones extras, como la inclusión del cortometraje referido. No obstante la sincronia imperfecta del subtitulaje denuncia su origen traficado por la red y posteriormente subtitulado por un hacker al que algo le falta y queda a deber, no obstante se ve bien y es la única opcion por el momento aquí en Villahermosa, Tabasco y en México D.F. No importa que tantos operativos sean los cerdos capaces de realizar.

Stills: http://outnow.ch/Media/Img/2006/Cashback/

Ping Guo (Lost in Beijing), Yu Li, 2007


Bien a bien uno ya no sabe si también los excomunistas chinos han terminado por asimilarse al sistema de propaganda de bajo perfil para filmes independientes del mundo occidental o si acaso se han ajaponesado un tanto, pues la historia de Zhang Yimou parece repetirse ahora por medio de una película que recien se estrenó en La Berlinale pero que no contaba con visa de salida de las autoridades Chinas: el resultado es que el joven cineasta Yu Li se ha vuelto proscrito en su patria gracias a un filme que siguiendo lo más reciente del subcontinente parece bastante inofensivo: se trata de un menage a quatre que involucra a una joven masajista, su patrón, la esposa de éste y su propio marido, en un todos contra todos que traerá consecuencias que de no ser por el tratamiento sobrio e intimista con que se ha construído el filme, podría haber sido la comedia del año.

No obstante el caso anterior mas sonado, con Ang Lee recortando media hora de Lust, caution (2007) debido a sus escenas de sexo explícito ante un sistema clasificatorio que sólo contiene una categoría, Lost in Beijin tiene el problema de ser ante todo un filme que las autoridades han considerado político. Sí hay cuerpos que con fruición se frotan pero no hay graficidad en ello: lo verdaderamente desafortunado, para la visión autoritaria es que muestra a Beijing como una ciudad donde lo mismo convergen las viviendas de quienes apenas subsisten rotando carencias en viviendas infrahumanas, con los edificios altos y espigados que de cristal orgullosos se yerguen ante sus habitantes: toda una casta de nuevos ricos que se transportan en Mercedes, se rigen por el tiempo de Rolex y de cuyos negocios dependen, literalmente, cientos de personas, de esas que a falta de otra cosa han tornando sus sentimientos en moneda de cambio. Pero no sería afortunado pensar que estamos ante un filme tan crudo como sería propio pensar al respecto de una cinematografía que precisamente ha hecho gala de ello. Lost in Beijing es ante todo un filme donde subyace una profunda reflexión social pero presentada mediante un intenso ejercicio estético, donde lo mismo convive el vértigo de ver a un limpiavidrios de rascacielo hacer su trabajo, que la tiernísima vista de una joven y atribulada madre amamantando al pequeño cuyo destino se reescribe cada minuto.

El DVD-R pertenece al grupo de productos traficados por la red aunque su resolución es óptima e incluso parece ser un clon original, aunque ciertos traslapes de sincronia de la subtitulación confirman que no es así. De cualquier modo, no existe otra forma de disfrutar esta muy buena obra.

lunes, 18 de febrero de 2008

Dans París, Christophe Honoré, 2006.


No es sencillo entender cómo alguien que ha nacido dos años después que el fervor revolucionario hiciera presa a las multitudes parisinas se presente otros cuarenta años mas tarde como si no huibiera pasado el tiempo. Sobre todo un tiempo que no le ha tocado vivir de manera directa, cuando Truffaut y sus camaradas fueron capaces de conmovernos hasta lo más hondo con su sencillez y bizarras invenciones que terminaron no solo de refrescar las narrativa cinematográfica, sino la estética en general del cine tanbto como las propuestas de vida que a partir de entonces se han hecho tan populares.

Dans Paris es una cinta que envuelve una historia en la que se encuentran presentes los elementos típicos de la cinematografía urbana: el hombre y su incapacidad de relacionarse con sus semejantes y, particularmente, con el sexo opuesto y su incapacidad para encarar las responsabilidades naturales de la vida, además de una extremada proclividad por el individualismo. No obstante resulta un tanto ridículo cómo en el mundo de Christophe Honoré -Ma mere, 2004- es reiteradamente señalado cómo la irreverencia es la única vía que puede salvarnos. De no ser por un curioso desliz producido por un corte que probablemente intentara ser un musical, sería imposible descifrar la clave lúdica que envuelve la cinta: Paul, a un paso del suicidio, es salvado por su hermano menor, un joven guapo y despreocupado que gracias a sus descuidos propicia que una desus novias, su hermano y él, terminen juntos en la misma cama.

No sé a que venga tanta insistencia en mostrarnos a Louis Garrel tan reiteradamente como autor de todo tipo de sueños y proezas sexuales de todas las variantes, cuando por derecho de sangre le asiste un lugar privilegiado en la cinematografía. Fue el hermano incestuoso de Los soñadores, de Bertolucci, el hijo impactado por la sexualidad materna en Ma mere, del mismo Honoré, el recluta opiómano de Los amantes regulares, del mismo autor y, en la vida real, es hijo de Phillipe Garrel, miembro de la segunda generación de la vanguardia francesa.

Es hora de que el joven Garrel empiece por trascender este tipo de roles y como su coestelar en esta cinta, Romain Duris, busque la forma de crecer en un mundo que ya a temprana hora amenaza con reducirlo a nada. Tanto como le pasará a su ahora director de continuar insistiendo, sin agregar nada notable, en una temática ciernamente nostálgica e inspiradora, pero solo cuando es oportuno. La homosexualidad latente entre dos hermanos, como tópico de interés y morbo, bajo este tratamiento, está agotada y no dice nada. Los problemas de hoy parecen ser los mismos de ayer, pero las cosas hoy son un tanto diferentes de entonces: la diferencia entre el ridículo y el absurdo, como género, en esta película, se pierde un tanto.

El DVD-R pertenece a la generacion de productos traficados por la red. No es un clon. Se advierte cierta pixelación causada por un altisimo nivel de compresión y una muy reducida paleta colorífica, haciendo que en ocasiones se adviertan pastiches en lugar de matices, mientras en el subtitulaje, en un intento exacerbado de inovación, han sido cambiadas las fuientes por otras que son difícilmente leídas, lo que hace muy grande el problema de interpretación, pues los diálogos son muy rápidos y es cosa de estar parando la ejecucion para poder comprender. No obstante, hay que reconocer que este producto es de muy reciente factura en Francia y es la única vía para acceder a él.

domingo, 17 de febrero de 2008

Rescue dawn, Werner Herzog, 2007


No resulta sencillo adivinar qué es lo que Herzog ha buscado con este nuevo filme. Por una parte adiciona a su filmografía una más de su recurrente tema acerca de sobrevivientes y por otra ahonda acerca de un caso particularmente ya abordado por el mismo pero en formato documental. No obstante, para hacerlo, crea una compañía productora casualmente denominada Top Gun y para variar nos presenta el caso de un piloto aleman derribado en pleno conflicto vietnamí, torturado y dado a la fuga con relativo éxito. Mas extraño aún, Dieter Dengler, el piloto sobre el cual se basa el relato, auténticamente existió.

La cosa dista mucho de terminar ahí y es inevitable presentir cierta ironía latente: el piloto, es un alemán sobreviviente al bombardeo aliado en la segunda guerra mundial, jugador de beisbol y con un tipico corazón de caramelo norteamericano que no quiere ir a la guerra. Solamente quiere volar un avión y por eso acepta ser enrolado, casi casi de la misma forma en que, cuando es capturado, rehusa firmar un documento donde reniega de su patria adoptiva porque no quiere sentirse malagradecido con quien le dió la oportunidad de volar un caza.

Casi todo este heroísmo, existe, nos damos cuenta cuando comienza a ser más y más increíble, porque en el segundo tercio del filme Mr. Herzog se ocupa minuciosamente de ir situando en la más oprobiosa miseria a su personaje, y no es una miseria usual; es el tipo de miseria que le hace no identificar el sufrimiento de sus compañeros de cautiverio porque él mismo está en el limbo del topus uranus del americano promedio, mientras se dedica a jugar a ser McGuiver y aún, a planear y dirigir la fuga, justo donde Herzog nos regalará algunas agradecibles autorreferencias como señalando lo extrañamente ridículo que estamos atestiguando.

Pero si en el pasado Mr. Herzog ha sido identificado como alguien que usa los habitantes del tercer mundo como mero escenario, ahora parece sentir cierta simpatía al menos por los captores del teniente Dengler, quienes a su vez son prisioneros del Khmer Rouge. Por eso son viciosos, aunque ocasiuonalmente demuestran simpatía por el enemigo blanco.

Lo mejor de todo, no obstante, es que se trata de un filme totalmente impredecible: la audiencia dificilmente encontrara pistas acerca del destino de la operacion ni del teniente Dengler y advertirá, muy probablemente, las diversas lecturas de su final, pasando por las caracteristicas de las relaciones de los marines con sus esposas y casi sin advertir que se trata de una película de género. Extraordinaria, pero de género.

Por lo demás el DVD-R es un clon absoluto, con los trailers y extras de su original.


lunes, 11 de febrero de 2008

Goyas's Ghosts, (Goya y la inquisición) Milos Forman, 2006.


Resulta bastante risible y lamentable como el colonialismo castiga duramente pasar por alto la taquilla. Sobre todo en Méjico, aunque nunca quedará hasta ahí el asunto. Milos Forman, autor de estupendos filmes que algunas veces se han convertido en declarados ensayos, por lo general, al rededor de un tópico histórico o del arte, fué prácticamente vetado en este país a raíz de su desliz denominado Man of the moon (1999), al grado que una película como la que ahora nos ocupa, con un elenco de primer orden, una cinematografía verdaderamente depurada y por añadidura, sumamente inspiradora, no solo fué ignorada en las grandes pantallas desde el mismo 2006 en que se completó su producción, pues el castigo, fuera de toda mesura, incluyó su probable lanzamiento en DVD. Aunque por cierto, parece que es hasta ahora que se está planeando su tardía introducción a este país y con ello es muy probable que por fin arda el infierno: quinientos años después de los excesos del Santo Oficio ya se han alzado voces que vociferan al unísono en contra del film, aduciendo cosas tan obvias e incongruentes como que si Estados Unidos de Norteamérica usa peores métodos de tortura que Su Santidad, que el filme es un pretexto para construir, deconstruyendo, las imágenes del pintor, que se incluyeron personajes que nunca existieron, que si eran innecesarias algunas escenas por su alto contenido dramático y que el filme hubiera estado mejor sin Goya (Stellan Skarsgard) dado que el personaje central parece ser el hermano Lorenzo (Javier Bardem).

En lo personal, disfrute bastante del proceso del pintor para realizar los grabados que de acuerdo con el filme, fueron los que despertaron la atención del Santo Oficio sobre su persona. La descripción de este proceso es toda una cátedra relativa a las artes plásticas y particularmente del grabado en la época, además de ilustrar la significación que dicha manifestación tenía en aquella sociedad: privilegiado medio para denunciar las ya ultradecadentes prácticas tanto de esta comunidad eclesiástica como de los soberanos que padeció. No obstante, esta escena no es única y el filme está lleno de secuencias impresionantes, como aquella otra con la que abre Forman su relato: un grupo de clérigos examina lo que nosotros ya sabemos son unos grabados mientras la cámara va presentando a cada uno de los acusdadores y el cargo que formulan ante el Cardenal. Muy sereno y con rostro casi beatífico, el hermano Lorenzo afirma que Don Francisco de Goya es todo un artista. El Cardenal le inquiere al respecto y el hermano continua con su presentación: la corte le ha nombrado el pintor del Rey y personalmente no cree que los grabados del artista sean capaces de introducir al diablo en los feligreses, pues en todo caso, afirma, la iglesia es la culpable, pues ha relajado sus procedimientos de inquisición y es ello lo que le ha abierto la puerta a Satán. El Cardenal que preside, le inquiere si está preparado para afrontar un momento en la historia de la iglesia como el que ha descrito y el hermano responde que no solo esta preparado para eso, sino para además, conducir los esfuerzos. Todo ello con el rostro más dulce que el actor haya sido capaz de esbozar en toda su carrera y ante el legitimo azoro del resto de la comunidad pastoral. Una secuencia definitivamente tensa y justo con la que se abre el filme. Y es en todas estas secuencias donde se me hace notoria la presencia de todo un experto en la estructuración de una historia: Jean Claude Carriere, un antioguo colaborador de Luis Buñuel.

Las referencias al surrealismo estarán presentes durante todo el filme y saltando de un plano a otro y a su vez cambiando de elemento: la angustia que captaba el pintor incluso en sus obras más angélicas, los personajes más opuestos a su personalidad aparente, los destinos más distantes de lo imaginado y por supuesto, la pintura de Hyeronimus Bosch o la denominación de España como el putero más grande de Europa. Pero en este rubro lo que se vuela la barda es una transposicion de papeles y repetición de una misma escena: La bella hija de un rico mercader es tomada por el Santo Oficio bajo pretexto de ser practicante del judaísmo, cuando en realidad ha sido tomada bajo los auspicios de la comunidad eclesiastica contraria al arribismo del hermano Lorenzo. La ponen bajo cuestión y confiesa lo que al Santo Oficio le dicta. Después, cuando su padre organiza un encuentro con el Hermano Lorenzo, fracasa en sus intentos por convencer al clérigo que una confesión bajo cuestión, no puede ser creíble, pues por evitar el dolor u orillado por el mismo, cualquiera confesaría cualquier cosa. El hermano se mantiene firme en su posición y entonces el rico mercader lo secuestra y redacta un escrito donde el clérigo confiesa ser un chimpancé. Le pide que lo firme ante lo cual el clérigo se niega. Es sometido a una cruenta tortura, bajo el mismo procedimiento que el espectador ha visto que fue torturada la hija del mercader, hasta que finalmente Lorenzo firma su confesión. El mercader hace una millonaria donación a la iglesia por conducto de Lorenzo y solicita la liberacion de su hija, bajo amenaza de hacer de conocimiento del rey su confesión si esto no ocurre así.

Podemos convenir en que la cinta es una curiosa mixtura de sátira política y ciertas prácticas un tanto televisivas o de telenovela, pero el filme en sí mismo contiene suficientes imágenes reales y poderosas que definitivamente atrapan la atención y sujetan firmemente al espectador en una narración épica sobre la guerra civil, la intervención napoleónica y otros tópicos, pero difícilmente se puede coincidir con que la película es un elefante blanco comparable a otros filmes un tanto más insípidos de Miramax, como Chocolat o The Cider house rules. Hay verdaderamente una enorme distancia entre ellas.

El DVD-R se encuentra clonado con notable destreza, aunque pertenece a ese grupo donde se clona solo la película, no el DVD completo y por lo tanto carece de prestaciones y le ha tocado un menú hechizo, probablemente por el pirata que ha clonado. No obstante, en Villahermosa Tabasco, es la única probabilidad de dar con esta joya.


domingo, 10 de febrero de 2008

La carta esférica, Imanol Uribe, 2007.


Desde que las novelas de Arturo Pérez Reverte le han convertido en un autor publicado en más de una veintena de países ha existido una especie de maldición: nunca una obra suya ha podido ser bien trasladada en términos cinematográficos. No al menos para quienes han leido algunas de sus obras y no al menos para espectadores casuales que no mantenían una relación previa con el mundo del escritor. Aunque hay de casos a casos.

Actualmente son ocho las obras que han sido llevadas al cine y, paradójicamente quienes han salido mas mal librados son Roman Polansky (The ninth gate, 1999) y Manuel Palacios (Gitano, 2000) una superproducción que incluía a Laetitia Casta y Joaquin Cortés si bien Perez Reverte solo hizo un trabajo de adaptación. La obra no era suya. De cualquier manera sorprende que un cineasta tan experimentado como Polansky y una mega producción como la de Palacios sean los mejores exponentes de como fallar una película sobre un texto que en realidad de malo no tiene nada.

La carta esférica es un texto redondo, simple y bastante funcional. Podíamos pensar que pertenece al subgénero de aventuras y navegantes aunque por los subtextos que conducen la trama podríamos clasificarlo como thriller: existe un navegante que por causas de la fatalidad está varado en tierra y ansía regresar al mar, cuando sus pasos lo conducen al encuentro de una belleza que no es lo que parece ser y que de cierto conduce hacia los chicos malos: un italiano y un argentino que conectan con cartografías ignotas, naufragios arcanos y tesoros marinos. Al final siempre existirá una posibilidad para el amor.

Antes de este final, que tampoco es como se podría suponer, el espectador experimenta un cierto sabor a infancia añeja: de mundos paralelos a los ya relatados por Stevenson, Melville, Beach, Nordhoff y por supuesto, gracias a la intervención de Aitana Sánchez Gijón, a los desgarradores paisajes de Alvaro Mutis, aunque claro, Reverte e Imanol tienen su propia marca.

Existen por supuesto recursos que el director usa un poco descabelladamente sin conseguir plenamente el efecto deseado, como la voz narradora, el concepto totalmente inexistente de iluminación y una total ligereza y falta de perspectiva en las interpretaciones, pero curiosamente, en el efecto final, consigue adentrarnos en su mundo, su trama y en los ambientes de las aventuras en el mar. Salir mejor librado que Polansky, de cualquier manera, no es un mérito menor.

Este producto es un clon legítimo y se ve bien, aunque el audio es un poco bajo en sus niveles y carece del apartado de extras anunciado en el menú.

martes, 5 de febrero de 2008

Nuovomondo, Emanuele Crialese, 2006.


Justo cuando se da uno de los momentos más álgidos en relación a la política migratoria de los Estados Unidos, aparece Emanuele Crialese (1965, Roma, Italia) con una fábula bufa acerca de la maravilla que fué para miles de sicilianos arribar a la Isla de Ellis, puerta de oro para todo tipo de inmigrantes -europeos, por supuesto- siempre y cuando estuvieran dispuestos a una asimilación total a la cultura y costumbres del generoso hortelano. De no ser así, como en el caso de la madre del protagonista, Salvatore Mancuso (Vicenzo Amato) se tendrá que aceptar, como éste y único premio a la vejación, un pasaje de regreso. Porque el hortelano ha dispuesto que sus congéneres no se mezclen con sospechosos de estar contaminados por cualquier germen, incluso el de la idiotez. Porque el hortelano es dueño de los pepinos más grandes del universo. Porque el hortelano es el dueño de la tierra prometida. No obstante, y muy a pesar de la cada vez más sospechosa presentación/apadrinamiento de Martin Scorcese, existe una celebrable linea que a fin de cuentas indica que siempre fué mejor el viaje que el mismo arribo: plagado este de angustias, desengaños y marrullerías. Y eso que nunca veremos si cualquiera de los inmigrantes tuvo oportunidad de comprobar si en la tierra prometida en realidad existian los huevos de gallina de un tamaño superior al de un jugador de baloncesto.

Tierra fértil para la superstición, la miseria y la vida en la edad media, a pesar de que lo narrado se situa a principios del siglo XX, el filme de Crialese no pierde oportunidad de incrustar en su narrativa ciertos aires que aspiran a lo surreal: como si ningún cine italiano pudiera escapar de Fellini o peor aún, como si cada filme de la peninsula itálica tuviera por fuerza que referir al mas circense de todos los cineastas. Alguien debería hacer notar a Crialese que así es difícil descubrir si tiene voz propia aunque media docena de premios conformen un perfecto gesto coral compuesto por una amplia cohorte de sirénidos.

Nuovomondo, el cuarto filme de Crialese, al menos no es una película de época. No en el sentido que más que mostrar composiciones fastuosas, bailecitos rococó o principados en pugna, se regodea en un inesperado regocijo de la etnicidad. Baste enunciar la secuencia inicial para subrayar el acento que se repetirá a lo largo del filme: un universo donde el dialecto siciliano se junta con la ignorancia y la superstición para configurar una angustia que les impide ver la maravilla que es este nuevo mundo que aparece apenas los aldeanos dejan su villa. Nada de olas golpeando la embarcación y ningún marinero corriendo de babor a estibor: solo una intensa niebla cubriendolo todo cuando llegan a Nueva York. No obstante, las imágenes más enigmáticas del filme, están dedicadas a las ensoñaciones de los migrantes.

Por supuesto, hay una historia de amor. Pero es un amor raro. Un amor que sólo existe en la cabeza de Salvatore Mancuso y provocado por la belleza de Lucy (Charlotte Gainsbourg), una inglesa de la que mucho se rumora pero poco se sabe. De manera que todo ocurre dentro de la cabeza del migrante italiano, por lo que se siente un poco a fuerza, un poco jalado, cuando a fin de cuentas ella le pide que se case. No lo ama, le aclara. El porqué, ya lo sabemos nosotros.

Este DVD-R en términos generales, se ve bien, aunque hay que ajustar los controles de la TV pues tiende mucho a la oscuridad, no obstante de ser un clon auténtico que viene hasta con el extra de detras de cámara, y subtitulado también al español.


lunes, 4 de febrero de 2008

Jan Dara (Obsesiones tormentosas), Nonzee Nimibutr, 2001.


A juzgar por esta película, la obra de Nonzee Nimibutr podría ser calificada de menor, o en el mejor de los casos, de ligeramente pretenciosa. Parece softporno, pero difìcilmente lo es si lo medimos con la sumarización del tiempo que la exposición de glúteos y glándulas mamarias ocupan a cuadro. En honor a la precisión habría que situar la obra en los confines del melodrama: Jan Dara es un tipo al que le va muy mal desde el momento de su nacimiento, pero que en concordancia con la filosofía Zen y otros exotismos provenientes de oriente, a pesar de ello tendrá momentos de supremos placer. Un placer que curiosamente es retratado abordando la estética con un pie en París o Bangkok y otro en el cine más clásico de los Estados Unidos de Norteamérica.

Probablemente el asunto medular está en cómo, a pesar de acumular grandes desaciertos la película funciona al menos a cierto nivel. La novela es magnífica y tiene su pedigree: parte de la literatura prohibida pero que a pesar de las distintas censuras que oprimieron al país circuló de mano en mano y la mayor parte de las veces, alojada bajo la almohada de generaciones completas de adolescentes. Se comprende por las aristas que roza: el incesto de multiples vías, el lesbianismo, sexo en grupo, maltrato paterno y toda una serie de situaciones que impactan profundamente y sobre todo durante la época del despertar sexual.

No obstante, hay que irse con tiento, a pesar de la fastuosa puesta en escena, la belleza femenina en Hong Kong y Tailandia, así como la mesmerizante fotografía: esta película es parte de una franquicia llamada Tres extremos, pero no los Tres extremos que harían dos años despues los inmensurables Fruit Chan, Takashi Miike y Chan Woo Park. Esos extremos si que son, como todavía se dice: otra onda.

sábado, 2 de febrero de 2008

Fay Grim, Hal Hartley, 2006.


Contracultural, independiente, de culto y hasta mítico o underground, Hal Hartley estuvo en Villahermosa allá por el 2000. Bueno, no exactamente Hal, sino una película suya: The book of life (1998), lo que es casi lo mismo dado el caso que es identicamente insólito. ¿Que tendria que hacer una película de Hal en territorio tabasqueño? No mucho, dada la poca familiaridad de la gente de estas tierras con la vanguardia y mucho menos la cinematográfica, pero aun con todo se proyecto en el Teatro de la Ciudad "Esperanza Iris", con una capacidad de 1200 butacas y construcción del tipo mausoleico mejicano de los 80's. Y ya entonces habrian unas 35 salas del tipo multiplex distribuidas en tres conjuntos pero dedicados a la programacion adecuada para la cinefilia de domingo.

Extraña experiencia por donde se quiera ver. Nunca se habia visto públicamente nada parecido y nunca regresó otra película de Hal, no obstante a raíz de aquellas proyecciones y de cierta poblacion flotante, el gusto por lo estrambótico y extravagante, a juicio de las mayorías, tuvo cierto desarrollo, pero aquella película de Hal, aun hoy, resulta demasiado inquietante. La estética del ensueño mas una historia donde tienen cabida las situaciones mas disímiles y relacionadas de la manera mas poco previsible.

Un año antes, Hal Hartley había realizado Henry Fool. Una oscura cinta del mismo tipo y donde cabe justamente de todo: una intriga internacional, un arrogante escritor de medio pelo y un recolector de basura que es influenciado hasta escribir el grandioso poema americano. Y mientras Simon el recolector inicia su ascenso hasta el Nobel de literatura, Henry acentúa su asiduidad por los bares de baja estofa hasta que su pasado criminal lo atrapa y necesita la ayuda del amigo para escapar de la ciudad. Fay Grim es la esposa de este criminal y escritor, pero también la secuela tardía. Una secuela que cambia de registro visual pero se adhiere a sus principios básicos aún de manera poco evidente, forzándonos a olvidarnos casi de la trama y descuidando diálogos hasta lo inaudito, pero además registrando con una cámara casi epiléptica y un montaje milimétrico a unos personajes que con todo y la luz del día no pueden huir de todo tipo de lúgubres lugares.

Por la distancia que pone el director entre su obra y la audiencia no son pocos los críticos que han acusado, mas que un ejercicio de estilo, un ejercicio en búsqueda de estilo, y aunque todo es posible y mas tratándose de una obra de la figura mas rutilante del cine independiente, la experiencia, no obstante, se acerca mucho al visionado de un cómic. No el cómic de Daredevil, por supuesto, y mucho menos el de Batman -que ya sería otro decir- sino al cómic de autor, tal vez como Ranxerox o alguna otra de Moebius o Jodorosky, pero con una estética inversa y toneladas de autoindulgencia con una soterrada crítica hacia los filmes de intriga, y particularmente, a casos como el que nos ha presentado Syriana (Stephen Gahan, 2005).

A pesar de que la calidad del clonado es buena, existe el problema de que debe haber sido realizado por un adolescente que subió el volumen hasta niveles no sólo molestos sino distorsionantes, y que en su afán de imprimir su impronta cambió el tipo de la subtitulación y escogio un font muy dificil de seguir en pantalla, y sobre todo con diálogos tan rápidos como los que contiene el filme, además de que la sincronicidad deja algo que desear.

No obstante, es un buen filme y además la unica posibilidad de verlo con subtítulos, ya que las versiones importadas disponibles no consignan subtitulaje al español. Peor sería que viniera la copia de España con doblaje. ¿Imaginan a Fay diciendo, con acento ibérico: coño apúrate?


viernes, 1 de febrero de 2008

The tattooist (Tatuaje), Peter Burger, 2007.


Definitivamente este es un filme que, de no existir el comercio informal de películas, no hubiera sido nunca visto en Méjico, y mucho menos en una provincia del sur como Tabasco. No es quintaesencial para la historia de la cinematografía pero tampoco se puede decir que su visionado sea una pérdida de tiempo. Muy por el contrario, se puede decir que agrega cosas nuevas e interesantes a un tema siempre tratado de forma sesgada pero la mayor de las veces simplemente explotado por su vena morbosa: el sexo y la ultrasensasión de la epidermis.

En este abordaje, proveniente de Nueva Zelanda, la historia adquiere el cariz del aprendizaje y el autodescubrimiento en una jornada con algunas breves incursiones al terror, si bien esto será materializado por el acceso al folcklore y mediante algunos actos rayantes en lo performativo: un norteamericano, practicante de la inscripción corporal tendrá que aprender por la vía de la pérdida y el acoso, que aprovecharse de las creencias de la gente para sacar personal provecho es un asunto vergonzoso y que de acuerdo con ciertas filosofías aborígenes, es mejor estar muerto que vivir en situacion de verguenza. No obstante, el pietaje de la cinta contiene sangre. Mucha sangre.

Proveniente de seriales televisivos en su país, Peter Burger no logra materializar sobradamente su amplia propuesta, no obstantre su película no carece de interes para la audiencia situada en el resto del mundo y acaso un unico reproche posible cabe para la censura neozelandesa, que otorgo una clasificacion NC16 presionando a la distribuidora para cortar una hermosa escena de cama, mientras esa misma distribuidora bien pudo sacar otra versión aun cuando fuera recorriendo un grado esta clasificación.

La calidad de la copia es buena y se puede afirmar que es un clon auténtico.