lunes, 18 de febrero de 2008

Dans París, Christophe Honoré, 2006.


No es sencillo entender cómo alguien que ha nacido dos años después que el fervor revolucionario hiciera presa a las multitudes parisinas se presente otros cuarenta años mas tarde como si no huibiera pasado el tiempo. Sobre todo un tiempo que no le ha tocado vivir de manera directa, cuando Truffaut y sus camaradas fueron capaces de conmovernos hasta lo más hondo con su sencillez y bizarras invenciones que terminaron no solo de refrescar las narrativa cinematográfica, sino la estética en general del cine tanbto como las propuestas de vida que a partir de entonces se han hecho tan populares.

Dans Paris es una cinta que envuelve una historia en la que se encuentran presentes los elementos típicos de la cinematografía urbana: el hombre y su incapacidad de relacionarse con sus semejantes y, particularmente, con el sexo opuesto y su incapacidad para encarar las responsabilidades naturales de la vida, además de una extremada proclividad por el individualismo. No obstante resulta un tanto ridículo cómo en el mundo de Christophe Honoré -Ma mere, 2004- es reiteradamente señalado cómo la irreverencia es la única vía que puede salvarnos. De no ser por un curioso desliz producido por un corte que probablemente intentara ser un musical, sería imposible descifrar la clave lúdica que envuelve la cinta: Paul, a un paso del suicidio, es salvado por su hermano menor, un joven guapo y despreocupado que gracias a sus descuidos propicia que una desus novias, su hermano y él, terminen juntos en la misma cama.

No sé a que venga tanta insistencia en mostrarnos a Louis Garrel tan reiteradamente como autor de todo tipo de sueños y proezas sexuales de todas las variantes, cuando por derecho de sangre le asiste un lugar privilegiado en la cinematografía. Fue el hermano incestuoso de Los soñadores, de Bertolucci, el hijo impactado por la sexualidad materna en Ma mere, del mismo Honoré, el recluta opiómano de Los amantes regulares, del mismo autor y, en la vida real, es hijo de Phillipe Garrel, miembro de la segunda generación de la vanguardia francesa.

Es hora de que el joven Garrel empiece por trascender este tipo de roles y como su coestelar en esta cinta, Romain Duris, busque la forma de crecer en un mundo que ya a temprana hora amenaza con reducirlo a nada. Tanto como le pasará a su ahora director de continuar insistiendo, sin agregar nada notable, en una temática ciernamente nostálgica e inspiradora, pero solo cuando es oportuno. La homosexualidad latente entre dos hermanos, como tópico de interés y morbo, bajo este tratamiento, está agotada y no dice nada. Los problemas de hoy parecen ser los mismos de ayer, pero las cosas hoy son un tanto diferentes de entonces: la diferencia entre el ridículo y el absurdo, como género, en esta película, se pierde un tanto.

El DVD-R pertenece a la generacion de productos traficados por la red. No es un clon. Se advierte cierta pixelación causada por un altisimo nivel de compresión y una muy reducida paleta colorífica, haciendo que en ocasiones se adviertan pastiches en lugar de matices, mientras en el subtitulaje, en un intento exacerbado de inovación, han sido cambiadas las fuientes por otras que son difícilmente leídas, lo que hace muy grande el problema de interpretación, pues los diálogos son muy rápidos y es cosa de estar parando la ejecucion para poder comprender. No obstante, hay que reconocer que este producto es de muy reciente factura en Francia y es la única vía para acceder a él.

No hay comentarios: