miércoles, 2 de enero de 2008

Angel, Francois Ozon, 2007.


De pronto podría pensarse mucho al respecto de esta película del otrora enfant terrible del cine francés de los últimos tiempos, y sobre todo si traemos al caso anteriores trabajos como aquel corto denominado Vestido de verano, o Mirando el mar, por solo citar algunos. Pero el registro de Ozon se ensanchó más allá de lo imaginado y, por ejemplo, con obras como 8 mujeres empezamos a vislumbrar una nueva manera de decir las mismas cosas que había venido diciendo si bien fue notorio que además venía agregando algunas otras producto de nuevas y anteriores observaciones dejadas al margen. Ahora con Angel resulta que toma una historia escrita por Liz Taylor para escarnecer un personaje que sueña un mundo distinto, que corre por alcanzarlo y que cuando lo hace, también encuentra la desgracia.

Antes de hacernos bolas, se hace necesario puntualizar sobre como Ozon juega con aparentes desaciertos en el casting, estereotipos literarios y trasposición de roles para destilar una fina ironía que alcanza sus mayores niveles hasta la fecha: una protagonista cuya simpleza y sobreactuación rayan en el churro cincuentero pero que se mezcla inadvertidamente con la ambiguedad en las deficiniones sexuales y sentimentales del resto de sus personajes, a saber, una asistente con un inocultable amor lésbico, un editor como apariencia del amante que espera hasta el final pero que no termina de llegar, y una inglaterra de principios del XX que se rinde ante la creadora de insulsas novelas rosas pero que la rechaza cuando osa ponerse seria.

Se dice que gracias a semejante abigarramiento de estilos, David Borwell podrá llamarlo, en la misma vena que Fassbinder, un poliestilista, en el sentido que todo este eclecticismo siempre va cancelando los posibles vuelcos que estas historias pueden tomar hasta literalmente arrinconarla en un callejón sin salida siempre anunciado y donde lo novedoso estará precisamente, en todo un alarde de variaciones estilisticas.

Lo que no varía, como en sus últimas producciones, es la presencia de Charlotte Rampling, siempre parafraseandose a si misma, siempre eclectica, siempre elegante.

Este DVD es un clon auténtico que se ve y se escucha muy bien, y que incluso trae los extras originales de la versión francesa.


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