lunes, 24 de diciembre de 2007

Rita de Cascia, Giorgio Capitani, 2004.


Con dinero de la RAI y una misteriosa orden religiosa de la congregación católica, llega con tres años de retraso a México esta película originalmente diseñada para ser transmitida en dos partes por la Televisión Italiana.

De 180 minutos divididos y apostando por una puesta en imágenes bastante sobria y clásica, la cinta queda a deber porque en su muy notoria intención de ser universal se desapega tanto de la tradición hagiográfica como de la cinematográfica y desafortunadamente queda a mitad de camino hacia la nada. Una verdadera lástima porque la puesta en imágenes se logra aparentemente sin mayor esfuerzo, a grado tal que visualmente en mucho recuerda al dramático Corazón Valiente del sr. Mel Gibson. Con todo en que si la primera discurre en la provincia italiana, la segunda lo hace en la escocesa y como dice la fresada: nada que ver.

Y es que en esta puesta en imágenes la paisajistica no es el único acierto, ya que el mayor esmero se advierte en la composición del elenco y su conjunción con las características arquetípicas de sus personajes, no obstante que en lo general la imágen, como el resto de la cinta, resulta de una asepsia bastante incómoda, ya que es imposible tragarse que una aldea infestada por la peste luzca de lo mas limpia y con personajes con vestidos manchados como por la estopa de un pintor.

Despojada de sus mejores bazas, resulta bastante admirable que con todo la nave no acabe de naufragar, y no precisamente porque posea algún probable mérito y con esto se salve como producto cinematográfico, sino porque a pesar de todo, en lo elemental, se atiene a los arquetipos básicos de la literatura hagiográfica, si bien termine por emular al imperio de babilonia cuando al final se advierte, en otro tono y otro registro, que la cosa esta basada en un hecho real: la beatificación del personaje.


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