miércoles, 19 de diciembre de 2007

Eastern Promises, David Cronemberg, 2007.


Con algunos pequeños errores de detención y pixelacion, pero que no causan realmente ningún drama patológico en su expectación, arriba a este segmento seguramente casi un año antes de su probable exhibición en las pantallas alimentadas por los 35mm. El nuevo filme del autor canadiense, cuyos temas prosiguen una evolución apenas sugerida en Spider y madurada en Una historia de violencia, hace continuar a Viggo Mortensen en la escena protagónica del realizador aunque ahora se agrega para bien un extraordinario Vincent Cassel y la siempre etérea presencia de Naomi Watts.

No obstante su evolución no significa necesariamente el desandar de sus pasos, como muchos creyeron ver en Spider. De hecho, continúa sin negar su gusto por el horror corporal iniciando su filme con una crispante hemorragia para continuar con el sanguinoliento cuerpo de un neonato extirpado del voluminoso abdomen de una niña de 14 años que para sazonar mejor, muere en el acto. Esta muerta es una Ucraniana trasplantada a Londres como prostituta por un gang, del cual mucho tardaremos en aprender cual es el papel que juega el enigmático Nikolai -Mortensen- aunque durante esa tardanza iremos acumulando encontrados sentimientos por Kirill -Cassel- mientras no dejaremos de asombrarnos por la simplemente brillante representación de Armin Muller Stahl como líder de ese gáng y la pregunta surge inmediata: ¿que huibiera pasado si Muller hubiera desempeñado el papel de Brando en el padrino? Claro, entonces Muller no tenia una edad tan avanzada......

Este horror corporal no obstante, no se limita a lo mas grotesco. Tantas y tan variadas exposiciones y temáticas hacen probablemente que la vision de Eastern Promises resulta más una especie de evocación al tiempo que reflexión sobre unos cuantos asuntos más aparte del que supuestamente se puede ver en la cinta, el trafico de mujeres desde europa del este y la Rusia sovietica y no.

Una secuencia definitivamente inquietante, es un rito de iniciación en una secta particular de la mafia rusa, donde através de los tatuajes que posee Nikolai, los escrutadores van leyendo su historia personal al tiempo que van haciendolo desconocer incluso a su padre y a su madre, si bien lo curioso e incluso hasta incomprensible, es que através de esa misma cartografía corporal se pueda identificar a los integrantes, además, de la realeza de la mafia rusa. Si bien esa misma realeza puede ser de nacimiento, como en el caso de Kirill, asesino, psicopata y desviado sexual, o adquirida a base de méritos, como en el caso de Nokolai, discreto y modesto conductor que es ascendido probablemente con el único fin de ser asesinado.

Quiza uno de los placeres mas extraños que trae la expectación de Eastern Promises, sea la conciencia de que no ha terminado uno de verlo todo, y que una vez que venga a las salas comerciales de una ciudad como Villahermosa, en el sureño estado de Tabasco, volverá uno a verla porque Cronemberg es un tanto obsesivo en sus representaciones y constantemente nos esta jugando pequeñas emboscadas destinadas a desviar nuestra atención, donde inevitablemente perderemos detalles que harán definitivamente más dramáticas cada una de las innumerables vueltas de tuerca que va aplicando a lo largo y ancho de estos 96 minutos de proyección.



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