domingo, 20 de abril de 2008

Reservation Road, Terry George, 2007.


Cuesta mucho asimilar que nuestros hijos, mientras son infantes, dependen absolutamente de uno. Y sin importar lo que digan las modernas teorias y los mas recientes enfoques hacia la educacion de los mismos, lo único cierto es que mientras un individuo no sepa cuidarse a sí mismo la responsabilidad que de ello se derive solo tiene un destinatario: los padres. Esto parece una cosa sencilla pero en la práctica no lo resulta tanto. Imaginemos que por un segundo nos distraemos y por ello apartamos la vista de nuestro bebe y que en ese justo momento ocurre una desgracia, ya por imprudencia del mismo o de un tercero. A pesar de los atenuantes o agravantes, el accidente, el abuso o la maldad de un tercero no tendría registro de no habernos distraído, aunque los mecanismos de autodefensa del ego y el superego inmediatamente construyan elaboraciones con el fin de desviar la culpa del yo, y sobre todo cuando resulta que descubrimos que en realidad, eso de los críos conlleva una responsabilidad sumamente monstruosa y sin referirse siquiera lateralmente al conjunto social: lo es ante todo, ante nosotros mismos.

Tal vez es por ello que Reservation Road falla inmisericordemente una y otra vez. Por más que Ethan Learner sube y baja el camino, por más que Dwight Arno se deja llevar por los recovecos del miedo y la enajenación, o el dolor de Grace Learner amenace con extraviar su razón, es evidente que algo no logra convencer. Aún cuando, para aquel que ignora lo que es la crianza de un hijo pudiera no resultarlo tanto, e incluso para una nueva generación de progenitores condicionados a la satisfacción de Mall y repelentes a todo tipo de autocuestionamiento pudiera resultar una exageración o mejor aún, una extravagancia. No obstante, algo de la sensación permanece y conduce a un lugar semejante: no embona.

Triste humanidad que transita hacia la redención a sabiendas que con ello no se recupera nada, y sobre todo cuando en el camino de esa redención nunca hubo espacio para saber por qué se perdió lo que se perdió y mucho menos para cuestionarlo cuando todo se reduce a la insoportabilidad del dolor. ¿a quien se le ocurre bajar a una gasolinera sin tener la vista puesta en sus pequeños?

No obstante justo es reconocer que tanto Mira Sorvino, como Mark Ruffalo y Joaquin Phoenix estan inmejorables en sus papeles, y que la transparencia del director no es precisamente un detalle por agradecer, como en el caso de Alfonso Cuarón dirigiendo a Robert DeNiro, Etan Hawke o Gwyneth Paltrow, aunque con Hotel Rwanda, Terry George ya había demostrado ser hábil al menos, en la técnica del Mexican Soap Opera, por más que se diga que es un director que también mete las manos en el guión.

El DVD-R circulando en el mercado tabasqueño es un producto con calidad de clon, aunque como siempre en este segmento, no se esperen los extras anunciados en el menu.

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